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Soluciones liberales tras un diagnóstico feminista.

Como experto en planificación financiera personal y en concreto en didáctica sobre cómo alcanzar la independencia financiera (Tu dinero hoy y mañana), quiero proponer soluciones liberales a los problemas correctamente identificados por el feminismo pero para el cual las soluciones propuestas son en mi opinión demasiado intervencionistas y colectivistas. Los liberales necesitamos articular propuestas avanzadas y no ir meramente a rebufo de las propuestas de otros.

Es vano intento tratar de que la sociedad cambie sus comportamientos a base de expresiones publicas, concienciación, educación teórica, políticas conductistas y menos aun a base de culpabilizar a unos y ensalzar a otras. Esta es la idea: Si quieres un comportamiento distinto, cambia los incentivos. Al mismo modo que cuando se dirige una fuerza de ventas, los comportamientos cambian cuando se cambia la recompensa.

Decía que el feminismo ha acertado en el diagnóstico cuando ha identificado que la raíz del problema está en toda la temática de los cuidados. Cuidados asistenciales, alimenticios, sicológicos… requeridos inexcusablemente por niños, enfermos, ancianos, personas estresadas…..etc.

Aciertan cuando dicen que estos cuidados recaen casi exclusivamente sobre los hombros de las esposas, madres, hijas… mujeres en general y aciertan cuando dicen que estos trabajos no remunerados sostienen la economía desde su mismo fundamento.

Donde en mi opinión el feminismo se equivoca es al reclamar que sean las empresas o genéricamente los hombres, o el sistema patriarcal, los que compensen ese déficit. Independientemente del machismo que pueda existir en la sociedad, la realidad subyacente es que en un entorno competitivo, la obligatoriedad de responsabilizarse de los cuidados, merma las posibilidades de las mujeres para competir y eso y no otra cosa es lo que crea la brecha salarial.

¿Cuál es la solución? En mi opinión una huelga, por ejemplo, no es la solución. Una huelga puede dar ánimo a las mujeres más activistas en la defensa de las ideas feministas y eso ya de por sí la justifica; pero puede que tenga efectos colaterales no deseados para la evolución social y para las propias mujeres.

La verdadera solución tiene que venir de compensar adecuadamente los cuidados hasta el punto de que sea igualmente atractivo para hombres y para mujeres asumir esa responsabilidad. Si un hombre bien intencionado se acoge a una ley de paridad en el permiso de paternidad pero luego sufre retrasos en su carrera profesional por haber ejercido ese derecho, no habrá servido de nada. Pero en este caso, no es imprescindible culpar al empresario de ello. El empresario ha actuado como debe en su propio interés y ha preferido dar oportunidades profesionales a otra persona que no estaba de permiso en el momento en que lo necesitó.

Para conseguir romper las resistencias a compensar adecuadamente los cuidados, hay que buscar fórmulas que desvinculen esa compensación de su necesaria monetarización. Hay que salirse del dilema ¿Quién lo paga?.

Voy a esbozar solamente algunas ideas que podrían ayudar a construir mecanismos económicos que faciliten ese objetivo.

1.- Los bancos de tiempo. Un sistema financiero paralelo regulado y garantizado que usara como moneda el tiempo en lugar del dinero para acumular y distribuir valor, una cámara de compensación de tiempo entre personas, empresas y administraciones. Los bancos de tiempo ya existen pero les falta credibilidad para convertirse en herramienta práctica y universal. Si existiera el mecanismo que propongo, podría haber periodos de servicio social en la formación de las personas que acumularían asi en sus cuentas personales de tiempo saldos a utilizar en el futuro para si mismos o para otros. Los cónyuges que decidieran dar prioridad a los cuidados estarían acumulando así horas que tendrían un valor económico reconocido. Las ONG’s podrían anotar en el haber de sus voluntarios las horas contribuidas… El estado podría comprar horas con dinero para poder aplicar servicios allí donde no exista capacidad para ofrecerlo reduciendo así las necesidades de subvencionar a las ONG’s en base a criterios políticos….

2.- Un nuevo acuerdo económico para las parejas que se adapte mejor a las nuevas formas de familia y proteja mejor a quien elija dedicarse a los cuidados. En este sistema, una pareja casada mediante este régimen informaría a sus empleadores que dividieran en origen al 50% su compensación entre ambos miembros de la pareja. Por ejemplo, un conyuge que ganara 2000€ y otro que ganara 1000€, recibirían cada uno en sus cuenta personal 1500€, resultado de dividir cada salario en dos. A partir de esa paridad real, cada uno contribuiría a los gastos comunes y decidiría individualmente la cantidad a contribuir a su ahorro.

3, Una legislación nueva sobre las herencias que libere la obligatoriedad de repartir la herencia en función del grado de parentesco para que se pueda dedicar libremente a compensar los cuidados.

4.- Cambios en las reglas contables que recompensen las rentabilidades a medio y largo plazo de los directivos. En efecto, los mercados bursátiles reaccionan indebidamente primando los resultados trimestrales lo que lleva a los directivos a tomar decisiones que “exprimen” el capital tangible e intangible de la empresa para arrojar resultados a corto plazo incluso cuando esas decisiones descapitalizan la empresa a largo plazo. Como las personas son el único activo que no tiene reflejo contable, a un directivo le conviene deshacerse de personas experimentadas y caras a favor de contratar a jóvenes inexpertos y baratos. Esta es una actitud que, aunque no específicamente machista, en la práctica se asocia más con un modo de hacer masculino, ajeno a toda compasión y más enfocado en los logros inmediatos y menos en la sostenibilidad de lo logrado.

5.- Favorecer la conciliación mediante políticas que desincentiven gravemente la necesidad de jornadas prolongadas donde las personas con cuidados a su cargo salen indefectiblemente perjudicadas.

Estas son solo algunas ideas de una larga lista que podría salir si todos reconociéramos la imperiosa necesidad de compensar paritariamente los cuidados y cambiáramos nuestro mundo para que las mujeres (y los hombres) no tengan que elegir entre una carrera profesional exitosa y una familia armónicamente gestionada. Hoy por razones históricas y por inercia, la mujer está soportando masivamente esas responsabilidades a costa de su propia independencia económica. Una dependencia que es el verdadero caldo de cultivo del machismo, de la violencia de género, de la brecha salarial y de todos los males que aquejan a las mujeres. Agradezcamos en cualquier caso al feminismo el habernos hecho conscientes a todos y en especial a los hombres de todos estos problemas.

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