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LA CONTABILIDAD DEL TIEMPO Y LA ECONOMIA DE LOS CUIDADOS

LA CONTABILIDAD DEL TIEMPO Y LA ECONOMIA DE LOS CUIDADOS

Juan y Ana son dos profesores interinos en una universidad pública. Se conocieron durante la carrera y se casaron en régimen de gananciales en cuanto tuvieron empleo. Sus vidas están equilibradas y no hay nubes en el horizonte. Deciden tener hijos.

A los ocho años su situación ha cambiado mucho. Tienen dos hijos. Viven en otra ciudad donde Juan consiguió su plaza de catedrático. Ana sigue siendo profesora interina en la misma universidad donde ahora tiene plaza Juan. Viven mejor porque ahora los ingresos de Juan triplican a los de Ana entre el salario de catedrático y su participación en varios proyectos de investigación y su docencia ocasional en otra universidad privada. Ese progreso de Juan ha sido fruto del acuerdo entre ambos para aprovechar las oportunidades que surgían pero a costa de que Ana ha asumido casi toda la carga de cuidados de sus hijos y de su marido.

A los dos años la pareja se rompe y el juez asigna a Juan la obligación de contribuir a la manutención de los hijos mientras sean menores. Con ello Juan mantiene su nivel de vida pero el de Ana sufre un significativo descenso pues ha perdido la oportunidad de desarrollarse profesionalmente y sigue con ingresos muy bajos e inestabilidad laboral.

Si hubiera sabido que esto acabaría así, ¿se hubiera casado Ana?. ¿Se habría decidido a tener hijos? ¿Hubiera aceptado trasladarse a otra ciudad lejos de su entorno familiar y social?

Este modelo de relación económica ha dejado de ser viable. La lucha feminista ha ido consiguiendo logros legislativos importantes (permisos de paternidad, equiparación de derechos laborales…) pero insuficientes. Las dinámicas sociales siguen sujetas a inercias muy fuertes debidas a las expectativas de roles sobre el hombre y sobre la mujer. Aunque estas expectativas afectan probablemente por igual a ambos, el resultado para la mujer en términos económicos y sociales son devastadores. Es cierto que el marco legal actual y la concienciación social permite a ciertas mujeres autoafirmarse y ejercer una vida plena si bien incluso en estos casos a costa de una sobrecarga de estrés importante. Desgraciadamente la mayoría de las mujeres no tienen suficiente apoyo en su entorno para ejercer esa autoafirmación,

Un falso debate

Sobre esta problemática muy real se desarrolla un debate social y político falso en mi opinión. La falta de fórmulas viables para resolverlo, aboca a las personas y las organizaciones a posicionarse en los extremos de una cuerda irrompible. El creciente clamor feminista se enfrenta a una tenaz resistencia desde posturas conservadoras: cada demanda feminista choca con todas las inercias. En ese debate se mezclan todos los temas haciendo imposible el avance: patriarcado, lenguaje inclusivo, derecho al aborto, brecha salarial por una parte; la familia, la moral, el derecho a la vida, la base biológica de los roles, la meritocracia, la sostenibilidad financiera… de la otra. Y además, en este como en otros terrenos, se espera infructuosamente que las soluciones vengan a través de la política cuyo debate está igualmente enquistado en la mayoría de los temas por la incapacidad de los políticos de ponerse a trabajar juntos.

Al escribir este artículo, me he visto confrontado con la dificultad de evitar herir sensibilidades y evitar además ser inmediatamente clasificado, etiquetado y, por tanto, descartado. Tengo un verdadero interés en proponer soluciones que sirvan como herramientas para desbloquear el debate y crear soluciones consensuadas que permitan desarrollar libremente cualquier tipo de familia al gusto de cualquier posición ideológica.

Como demuestran muchas mujeres cada día, se puede ser feminista sin por ello asumir todas las etiquetas que habitualmente acompañan al feminismo. Y se puede ser liberal, afirmando a la vez la necesidad de arreglar los problemas que tan gravemente aquejan a las mujeres. Invito al lector a despojarse temporalmente de cualquier trinchera ideológica y explorar conmigo los datos y la viabilidad de las posibles soluciones.

El debate es falso porque las posturas están ancladas en algunos puntos percibidos como importantes pero que son más resultado del enfrentamiento que de la lógica racional.

Por ejemplo desde el feminismo se insiste en la crítica histórica del patriarcado como causa de todas las desigualdades. Pero criticar el sistema patriarcal actual como inadecuado a las necesidades de hoy y como causa de todas las inercias que impiden el cambio, no requiere estrictamente criticar el pasado. Hacerlo implica asumir una responsabilidad histórica de los hombres con la que no es fácil estar de acuerdo desde la perspectiva de los hombres. En primer lugar porque en la transmisión del sistema patriarcal el rol de las mujeres ha sido igual si no mayor al de los hombres o al menos se podría argüir eso. Juzgar la historia con criterios de hoy me parece siempre una mala idea. Prefiero pensar que la humanidad se ha adaptado en cada época histórica a las circunstancias del momento. Sea cual sea la respuesta correcta, la discusión histórica no hace sino enconar las posturas y dificultar la busqueda de soluciones.

Desde el bando conservador se sospecha de cualquier avance feminista por que pone en peligro valores fundamentales como la familia, el cuidado emocional de los hijos y se rechaza cualquier solución que implique incrementar el gasto social en dependencia, en cuidados… alegando la imposibilidad de financiarlos. Este último argumento afecta también a los partidos de izquierda moderada que han asumido en la práctica la necesidad de limitar los déficits y la deuda pública.  Pero, como veremos más adelante, no es posible desde una ortodoxia capitalista sincera negar la validez del diagnóstico feminista que explicaré a continuación.

Un acertado diagnóstico feminista

No es de extrañar que los mejores análisis sobre la economía de los cuidados provengan de personas o instituciones alineados con los movimientos feministas. Evidentemente, dado que la carga de los cuidados recae de manera abrumadoramente mayoritaria sobre las mujeres, ahí han comenzado las tensiones sociales, ahí se han enfocado los movimientos feministas y ahí se han enfocado los estudios académicos sobre el tema. 

La obra fundamental que he encontrado es un extenso estudio llamado “The economics of women, men and work”, escrito por Francine D. Blau y Anne E. Winkler . Tiene un enfoque riguroso y toca todos los aspectos del problema.
Los datos que analiza son sobre todo relacionados con los EE. UU. lo que impide usarlo como base concreta en la formulación cuantitativa de políticas en otras partes del mundo, pero su metodología es impecable y puede servir como guía para quien quiera construir tablas de datos sobre cualquier otro país o región. 

Para quien le baste un resumen ordenado del problema, he encontrado una página web de la plataforma “Muevete por la igualdad. Es de justicia.”  con un estudio que me parece muy práctico para hacerse una idea rápida de todos los aspectos de este asunto. 
El diagnóstico feminista es el siguiente, en resumen:
Del total del esfuerzo humano requerido para producir los bienes y servicios que se demandan, una parte importantísima y esencial en la cadena de suministro está compuesta por trabajos de cuidados que no se miden, no se monetizan, no se reconocen y no se retribuyen. De forma abrumadoramente mayoritaria estos trabajos son realizados por mujeres lo que las coloca bien en una situación de desventaja y de dependencia económica o bien en una sobrecarga de estrés y trabajo y frecuentemente en ambas. El sistema capitalista según este diagnóstico estaría construido sobre una falacia pues no está retribuyendo sino a una parte de los factores de producción. La imagen que se utiliza para visibilizar el problema es la de un iceberg, cuya parte visible sería la economía visible y la parte invisible sería todo el entramado de cuidados que sostienen la parte de arriba. 

De manera intuitiva es obligado aceptar que esto representa adecuadamente una realidad incontestable, aunque se pueda debatir el tamaño de ese macro sector invisible de la economía según la metodología que se utilice. 

En el estudio citado (The economics….) , hay una discusión interesante sobre los problemas metodológicos para evaluar el valor en términos de PIB de este sector. Si sólo se valorara al coste mínimo de los trabajos del hogar tal como podría realizarlos un empleado doméstico, el valor del PIB en USA se incrementaría un 25%. Si se incluyen también los trabajos relacionados con el cuidado emocional, la supervisión y todos los trabajos que no podrían delegarse en un empleado doméstico, el porcentaje del PIB alcanzaría un 40%. Yo añadiría que si en vez de valorarse al coste minimo de un empleado doméstico se valorara por el coste de oportunidad que supondría la dedicación del cónyuge con más ingresos a esos trabajos, el porcentaje total se elevaría significativamente. Y si miramos a otros países, especialmente los menos desarrollados, los porcentajes se elevarían aún más. 

Parecidas dificultades metodológicas se podrían encontrar a la hora de la distribución por géneros de esa cantidad de trabajo. Intuitivamente se puede ver que esa distribución variará mucho en función de la geografía, la clase social, las costumbres… Sin embargo, nadie discute que el porcentaje está masivamente sesgado hacia la mujer. Un 80% no me parece nada exagerado. 

Los cuidados incluyen no solo el cuidado de niños, ancianos y enfermos, sino también el cuidado de todos los individuos productivos. La temática abarca la limpieza y el orden, el aprovisionamiento, la preparación de la comida, el transporte, el soporte escolar, la organización y administración, la supervisión… y muy significativamente los cuidados emocionales cuya importancia no solo hay que medirla en términos de felicidad y bienestar sino también por su papel en el sostén de los trabajos llamados productivos en términos monetarios. 

El problema solo se ve paliado por el progresivo reequilibrio de la división sexual de este trabajo, pero ello a costa de que se sigan realizando de manera gratuita, sin retribución. Y muchas veces, esos ajustes se hacen a base de renunciar a tener hijos o a cuidar a los enfermos o los mayores. Renunciar a esto puede ser una opción individualmente válida para muchas personas, pero muy dolorosa para otras. Y sin duda tiene un enorme coste demográfico y por tanto de viabilidad de los sistemas de protección social. 

Algunas graves disfunciones del sistema actual. 

Como he dicho más arriba, no creo conveniente centrarnos en el análisis histórico sino en las inercias existentes y en buscar formulas para que desaparezcan o tal vez aprovecharlas para provocar el cambio.

 

En primer lugar, sigue existiendo una fuerte inercia (aunque menor que en el pasado) para que sea la mujer la que voluntaria u obligadamente asuma los roles de cuidados. Eso tiene las siguientes graves consecuencias para ella: 

  • Sufre su desarrollo profesional y su empleabilidad 
  • La coloca durante toda su vida en inferioridad de ingresos y de derechos en
    relación con su pareja y las medidas paliativas en caso de divorcio son
    claramente insuficientes. 
  • Le exige un plus de carga de trabajo y de estrés y la somete a una conflictividad
    derivada de ello. 
  • Todos estos factores debilitan su libertad de elección en la vida en general y de
    forma muy grave en entornos de violencia (familiar, de género o doméstica). 
  • Daña gravemente sus derechos de pensiones y de herencia en situación de
    viudedad. Hablaré más extensamente de esto más adelante al explicar las soluciones posibles. 
  • Las expectativas siguen penalizando al hombre que opta por un modelo menos “machista” en su comportamiento a la hora de buscar pareja o de ser valorado socialmente y en el entorno familiar y social. 

En el lado del hombre, todo intento de equilibrar esta situación está fuertemente desincentivada porque sus intentos de compartir los cuidados afectan también negativamente a su propia empleabilidad y a su propio desarrollo profesional, además de la inercia a seguir disfrutando de una situación que le privilegia. Inercia propia por pereza o egoísmo, pero también inercia estimulada por que muchos empleadores siguen negándose a admitir en la práctica las bajas y el absentismo ocasional que los cuidados originan. 

Es curioso observar que, en la actual situación de confinamiento, gracias al teletrabajo, se han resuelto de manera temporal y parcial alguna de estas disfunciones. 

En otra área, la masiva incorporación de la mujer al mercado laboral no ha supuesto necesariamente un incremento del nivel de ingresos familiares sino una redistribución que a pesar de ser justa, ha hecho menos viable la opción de mantener familias monoparentales. A mi me parece legítima la reivindicación de que no se pueden permitir mejoras en la productividad de las empresas que se hagan a costa del deterioro de la viabilidad económica de la sociedad. Pero tampoco es admisible negarse al progreso técnico y social y pretender simplemente evitar que esas mejoras se produzcan. La robotización, el teletrabajo, el internet de las cosas… no se pueden parar: simplemente hay que asegurar que el progreso sirve para mejorar la vida no para deteriorarla. 

Premisas para una solución 

Para avanzar en la búsqueda de una solución sin dejarse atrapar por los falsos debates, es importante aceptar algunas premisas iniciales que la mayoría pueda aceptar independientemente de la posición ideológica de partida. 

  1. Aceptación del hecho de que la situación actual es insostenible y que no se puede perpetuar un sistema que penaliza tan gravemente a quienes (mujeres, pero también crecientemente hombres) optan por dedicar su esfuerzo gratuitamente a los cuidados. Negar eso es inviable y no solo desde una perspectiva moral o de justicia. El propio sistema capitalista requiere que todos los factores de producción sean retribuidos para ser sostenibles. El capitalismo no tuvo más remedio que aceptar la abolición de la esclavitud por razones morales para descubrir que abolirla era también económicamente más beneficioso. Esta analogía con el sistema esclavista no es una exageración. La imagen del dueño de esclavos que hoy tenemos no coincidía necesariamente con la realidad en todos los casos. Probablemente muchos dueños de esclavos veían justo proteger, educar y alimentar a sus esclavos a cambio de su trabajo considerándolos como miembros de la familia. Esto se perpetuó total o parcialmente casi hasta nuestros días en el caso del servicio doméstico.
  2. Alcance integral: una solución que no aspire a los objetivos máximos será vista por el feminismo como un intento de desactivar su lucha y no será aceptada. Se esté de acuerdo o no, es comprensible la resistencia de la víctima a cualquier solución que pueda ser sospechosa de ser un mero ajuste para perpetuar una injusticia patente. 
  1. Implementación progresiva y voluntaria: Se trata de crear un nuevo marco
    normativo que facilite las decisiones individuales incentivando los comportamientos que equilibren naturalmente los desequilibrios existentes, pero sin derogar las prácticas actuales, de modo que sea la sociedad la que vaya adoptando los nuevos modos sin resistencias y con tanta velocidad como la propia sociedad vaya demandando.
  2. Viabilidad financiera: Independientemente de la orientación ideológica, todas las fuerzas políticas mayoritarias en el mundo aceptan de hecho el mercado como regulador de las relaciones y la sostenibilidad financiera (limitando los déficits y la inflación). Lo que si es posible es actuar sobre lo que se contabiliza y cómo se contabiliza y sobre las relaciones contractuales entre los participantes en ese mercado.
  3. Aceptar un cierto papel del estado en la facilitación de las soluciones mediante la creación del nuevo marco normativo, la incentivación fiscal de la implementación de las soluciones por individuos, empresas y administraciones y la difusión y educación sobre la conveniencia de promover el cambio. 

La necesaria monetización de los cuidados

Es innegable que hace ya mucho tiempo que la sociedad ha aceptado la necesidad de recompensar económicamente los cuidados. La incorporación progresiva de los cuidados en los sistemas de bienestar social lo demuestra: residencias de ancianos, guarderías, centros de dia, leyes de apoyo a la dependencia… Desgraciadamente, incluso en los países más desarrollados donde la carga impositiva ha permitido financiar parcialmente estas iniciativas, la tensión financiera sobre el estado del bienestar no hace más que agravarse cada día a medida que la globalización elimina barreras comerciales y cancela el privilegio de que disfrutaban las clases medias de los países desarrollados. En los últimos decenios se ha consolidado una transferencia de riqueza de los países desarrollados hacia el resto del mundo, reduciendo los niveles de pobreza extrema pero fragilizando el bienestar de las clases medias del mundo más desarrollado.

Pero ¿es que acaso, los cuidados han sido por ello desatendidos? Evidentemente no. Los niños siguen siendo alimentados, educados y cuidados. Las personas mayores y los enfermos siguen siendo atendidos, los trabajadores siguen siendo emocionalmente cuidados, los hogares siguen siendo mantenidos y las economías domésticas siguen siendo planificadas y organizadas. Es decir, la parte oculta del iceberg sigue existiendo y sigue garantizando que esos cuidados no cesen.

Evidentemente muchos de esos cuidados y otros trabajos poco deseables se subcontratan frecuentemente a inmigrantes varones que vienen solos y desplazan ese deficit de cuidados a sus países de origen exportando el problema que sigue siéndolo si medimos la economía globalmente.

Claro que, en el caso de los cuidados realizados por mujeres en el marco de una estructura familiar, se puede argüir que, gracias al régimen económico de gananciales, todo lo que produce el principal generador de ingresos, es también propiedad del miembro de la pareja que se dedica total o parcialmente a los cuidados. Esa es la justificación básica del sistema actual. 

Pero este régimen económico pudo tener su justificación en un mundo donde los matrimonios duraban toda la vida y el reproche social a la ruptura del matrimonio era extraordinariamente intenso. También en ese mundo, la viabilidad económica de la familia estaba mucho más que ahora basada en las rentas del capital o en la explotación de la tierra o de un negocio, cosas que se podían poseer y repartir. 

Pero esas dos características hoy han desaparecido: 

  • Los matrimonios acaban frecuentemente en divorcio 
  • La economía familiar proviene en primer lugar de salarios. La preparación y el
    progreso profesional no se pueden repartir en caso de divorcio. 

Más arriba he hecho referencia a las disfunciones que produce este sistema y la evidente situación de desventaja de la mujer en este entorno. Y por eso mis propuestas de solución se basan en una herramienta fundamental: 

La contabilidad del tiempo. 

La idea de los bancos de tiempo existe desde hace mucho (siglo XIX) y nacieron en el marco ideológico de anarquismo y de los modelos cooperativistas de organización social. Son una manera interesante de intercambiar servicios de cuidados sin tener que recurrir al pago en dinero que es siempre deficitario. Se trata de una especie de economía de trueque enfocada a los cuidados de modo que las personas que proveen lo servicios acumulan en sus cuentas de tiempo unidades de tiempo (horas, días…) que luego pueden utilizar para recibir servicios de otras personas para si o para sus familiares.
Estos bancos han proliferado muchísimo por todo el mundo, pero no son conocidos más allá de sus propios usuarios y cooperativistas.

Pero la unidad de tiempo como medio de compensar trabajos o servicios también se usa frecuentemente en el mundo empresarial. Se cobran horas de trabajo en forma de vacaciones y tiempo libre. Se acuerdan mecanismos flexibles para madres en periodo de lactancia compensadas con horas extraordinarias… El mismo concepto de vacaciones no deja de ser una compensación en forma de tiempo libre por un trabajo realizado anteriormente.

Así pues, la idea de contabilizar el tiempo no es nueva. Y en mi opinión tiene un grandísimo potencial, no solo para compensar adecuadamente el desequilibrio producido por la entrega gratuita de trabajos de cuidados sino para dinamizar muchísimas energías sociales latentes que hoy no se aprovechan suficientemente. Me refiero al enorme mundo del voluntariado, las ONG’s y los esquemas de servicio social obligatorio que existen en muchos países como parte de la formación de los jóvenes.
Basándome en el concepto de contabilidad del tiempo explicaré ahora mis propuestas en tres niveles.

  • El individual y familiar 
  • El colectivo o asociativo 
  • El de las administraciones públicas. 

El nivel individual y familiar: la Sociedad Conyugal

La propuesta es mantener tal como está el régimen matrimonial de separación de bienes cuando así lo elijan las parejas, pero sustituir progresivamente el actual régimen de gananciales por el régimen de Sociedad Conyugal que ahora voy a pasar a describir.

Hay que definir un nuevo tipo de persona jurídica llamado Sociedad Conyugal que se crea automáticamente en el momento en que un nuevo matrimonio elige esta forma de relacionarse económicamente. Desde el momento de su creación, ambas partes ceden todos sus derechos y obligaciones presentes y futuras a esta sociedad hasta tanto no sea disuelta ordenadamente. De hecho, lo normal sería que la sociedad conyugal se estableciera no necesariamente en el momento del matrimonio sino en el momento en que surja la necesidad de que uno de los dos dedique su tiempo a los cuidados en detrimento de su profesión, por ejemplo, al decidir tener descendencia. 

  • Contabilidad del tiempo: La característica principal de esta sociedad es que no solo contabilizará los días trabajados por cada cónyuge en el mercado laboral sino también y paralelamente los días trabajados por cualquiera de ellos dedicándose a los cuidados. 
        • Un modo de simplificar esa contabilidad, sería entender que todos los días (o partes de días) no trabajados por un cónyuge en el mercado laboral, se le contabilizarán como trabajados en los cuidados. Para ello se puede utilizar la vida laboral que ya contabiliza la Seguridad Social. Es decir, comparando las vidas laborales de ambos, todo periodo no trabajado laboralmente por uno de los dos, se le contabilizará como trabajado en cuidados de modo que el numero de días trabajados por ambos en cualquier momento será idéntico. De este modo, el saldo neto de días trabajados en cuidados a favor de uno u otro cónyuge será una deuda de tiempo que será necesario saldar antes de disolver la sociedad conyugal. 
        • Otro modo de simplificar la contabilidad del tiempo sería asumir que la diferencia de ingresos entre los dos cónyuges se compute al coste por hora del de mayor ingresos (o del de menor ingresos a una media entre ambos) como horas trabajadas en cuidados por el de menor ingresos. Esta fórmula sería tal vez más justa pues tiene en cuenta que los cuidados no tienen horario.
  • Reparto de los ingresos: La segunda característica fundamental es que cualquier ingreso monetario (trabajo, pensión capital, herencia…) de cualquiera de ambas partes, se dividirá en origen al 50% a cada uno de los miembros de esa sociedad. Se dividirá en cualquier caso el derecho, pero opcionalmente se podrá dividir a las cuentas individuales de cada uno desde las cuales cada uno aportará lo acordado para el sostenimiento de la familia. Esto es fundamental para asegurar un poder económico idéntico en todo momento a ambos miembros de la sociedad conyugal 
  • Disolución ordenada: La tercera característica de este tipo de sociedad es que no se disuelve automáticamente por causa de divorcio. El divorcio se produce, pero la sociedad sigue existiendo hasta que se cancelen las deudas mutuas existentes en forma de tiempo dedicado a los cuidados. Pongamos un ejemplo: en una pareja casada mediante sociedad conyugal el cónyuge A ha trabajado durante 15 años con un salario actual de 2000€ mientras que el cónyuge B dedicó 10 años a los cuidados y posteriormente 5 años en un empleo con un salario de 1000€. Al divorciarse, se mantiene la obligación de seguir compartiendo los ingresos al 50% durante 10 años para compensar al cónyuge que no tuvo la oportunidad de desarrollar su carrera por esos años dedicados a los cuidados. De mutuo acuerdo se podrán buscar formulas alternativas para saldar esa deuda mediante una repartición distinta del patrimonio de la sociedad o mediante la continuidad del trabajo del cuidado de los hijos o las personas mayores dependientes de la sociedad conyugal. 
  • Supervivencia: La sociedad no se disuelve automáticamente por fallecimiento de uno de los dos cónyuges. Todos los ingresos y todo el patrimonio siguen siendo propiedad de la sociedad familiar y por tanto el cónyuge superviviente no se ve obligado a compartir ninguna parte de su patrimonio con sus hijos quienes deberán esperar al fallecimiento del segundo cónyuge para que la sociedad se disuelva y ellos reciban en forma de herencia cualquier derecho o patrimonio que exista en ese momento. 
  • Pensiones: Cuando se jubile uno de los cónyuges, se calculará la pensión actuarialmente para ser pagada íntegramente mientras sobreviva uno de ambos. Esto no supondrá ningún coste extraordinario para la Seguridad Social porque la mayor duración de la obligación se verá compensada con una reducción en su importe. Se trata de calcular la pensión como una cantidad a pagar a la sociedad conyugal por tanto tiempo como sobreviva uno de los dos. El calculo de la pensión se ajustará actuarialmente de modo que la pensión será menor pero por un tiempo mayor y mantendrá su importe durante toda la vida sea cual sea el de los dos que sobreviva al otro. Lo que no es aceptable es el sistema actual que penaliza gravemente al cónyuge que, por haber dedicado toda su vida laboral o parte de ella a los cuidados, se queda en una situación mucho peor que si quien sobrevive es quien generó los ingresos monetarios. 

¿Que pretende esta propuesta?

No se pretende que este sistema sirva principalmente para mantener los desequilibrios actuales y compensarlos posteriormente en caso de divorcio o fallecimiento.

El objetivo real de la propuesta es incentivar fuertemente el que ambos cónyuges favorezcan activamente la inserción laboral del otro para evitar acumular una pesada deuda de tiempo en el futuro. Pero,  en el caso de que legítimamente decidan que uno de los dos se dedique principalmente a los cuidados, lo haga en la confianza de que el sistema protegerá integralmente esa deuda permitiéndole el colchón de tiempo suficiente para desarrollar una carrera propia. 

Hay que tener en cuenta que las expectativas de vida se han incrementado tanto que el modelo tradicional de trabajar 40 años en una empresa o sector hasta la jubilación se verá profundamente modificado. Sobre este tema hay un libro muy interesante llamado “The 100 year life” escrito por Lynda Gratton y Andrew Scott . Lo más 

probable es que una pareja alterne a lo largo de su vida periodos de trabajo por cuenta ajena, periodos de formación, periodos de cuidados, periodos de trabajo por cuenta propia… de manera que el equilibrio entre las cuentas de dinero y de tiempo se produzca de manera natural. 

Creo que el beneficio más importante de este sistema es el de crear un cauce natural que de viabilidad a los proyectos de crear una familia. Hoy día la creación de una familia se sigue sosteniendo mediante promesas no concretadas de fidelidad y mediante la buena voluntad de los cónyuges. Pero esa misma fidelidad y buena voluntad que siempre ha existido en los inicios de una convivencia, en la antigüedad se veían reforzados por el intensísimo reproche social que recibía cualquiera de los dos que no cumpliera su parte del trato. Cabría preguntarse si los preocupantes casos de violencia no son manifestaciones enfermizas derivadas de la pérdida de intensidad de ese reproche social, mientras se mantienen real o imaginariamente las expectativas sobre el hombre. 

En el sistema antiguo, el entorno familiar y social se encargaba de penalizar gravísimamente a quien no cumpliera su parte del trato. A medida que los roles se han ido desdibujando, la sociedad ha ido también en paralelo despenalizando los comportamientos divergentes y en ese escenario, la que ha salido perdiendo claramente ha sido la mujer pues todas las inercias en general y el que de momento siga encargada por la naturaleza de procrear, la han desfavorecido. 

Por todo eso me parece tan importante regular de mejor manera el trato que da origen a un proyecto familiar compartido. No cabe duda de que hay incontables ejemplos de parejas que se comprometen con las reglas del sistema antiguo y son capaces de mantener hasta el final ese proyecto en común adaptándose de manera natural a los retos que van surgiendo. Hablo por experiencia propia. Pero incluso en esos casos, no se puede negar que muy frecuentemente es la mujer la que demanda y el hombre el que cede manteniéndose gracias al entorno legal una situación que da mas poder al hombre y peores consecuencias en caso de divorcio a la mujer. Cuánto de ese cemento que une a las parejas es amor y cuánto es miedo a la inseguridad, es imposible de medir, pero es un desequilibrio que también conviene arreglar y que esta propuesta resuelve en gran medida. 

De paso, la contabilidad del tiempo y la sociedad conyugal, pueden ayudar a dar cauce a soluciones para otros problemas anexos como las herencias, el abandono tardío del hogar por los hijos, el emprendimiento conjunto, los trabajos sin recompensa monetaria inmediata….

Mi propuesta para el entorno asociativo y cooperativista 

A parte de los bancos de tiempo a que he hecho referencia antes, hay muchísimos proyectos de organización social alternativa que tratan de dar respuesta a distintas necesidades de apoyo mutuo. Quiero agradecer aquí a mi querida amiga Enara Iruretagoiena quien, desde una perspectiva muy distinta a la mía, me ha ayudado a “neutralizar” lo más posible este artículo. 

La contabilidad del tiempo, además de proveer una herramienta para todo tipo de iniciativas cooperativistas, puede convertirse en un enorme dinamizador del amplísimo mundo del voluntariado. Creo que no se valora suficientemente el papel que el reconocimiento juega en la motivación de las personas. Y tampoco en ese mundo es justo que no tenga reconocimiento el tiempo dedicado a trabajo voluntario. Implementar un sistema público de registro del tiempo trabajado en voluntariado ayudaría a: 

  • Justificar los curricula individuales de los voluntarios como experiencia profesional real de cara a la búsqueda de trabajos retribuidos.
  • Justificar la actividad de las ONG para solicitar subvenciones o
    campañas de recogida de fondos.
  • Permitir a las empresas con políticas de responsabilidad corporativa,
    medir el tamaño de la contribución de sus empleados a la sociedad y por tanto estimular a los dirigentes de esas sociedades a permitir y facilitar ese trabajo voluntario. 

Mi propuesta en el entorno de las administraciones públicas 

Son muchos los países que tienen incorporado en su sistema educativo la obligatoriedad de un periodo de trabajo voluntario. De hecho la mayor parte de los países han tenido en el pasado sistemas de servicio militar obligatorio que se justificaba por la necesidad de contribuir a la defensa de la sociedad. Se esté de acuerdo o no con el servicio militar obligatorio, muchos piensan que era una buena manera de encuadrar a los jóvenes en un proceso que les ayudaba a “madurar”. No soy particularmente partidario de dar una formación militar a los jóvenes, pero estoy seguro de que el estado, las comunidades autónomas y los municipios, encontrarían grandes bolsas de trabajo voluntario que directamente o a través de ONG’s, podrían emplear a jóvenes en su periodo formativo o a adultos en búsqueda de empleo o a jubilados en busca de ocupación. Contabilizar todo este trabajo voluntario podría ayudar a generar derechos de prestación de cuidados para esas mismas personas cuando se encuentren en situación de vulnerabilidad o para atender las necesidades de atención a sus familiares en situaciones de dependencia a los que esas personas no puedan dedicar el tiempo suficiente.
De hecho se podría contabilizar en ese banco estatal de tiempo, los cuidados a la dependencia dados a los padres, hermanos o hijos adultos para generar derechos de tiempo. Esta contabilidad ayudaría muchísimo a financiar una atención integral a la dependencia sin necesidad de recargar excesivamente el presupuesto público.

El concepto no es absolutamente nuevo. Actualmente ya, en los cálculos para estimar la fecha de jubilación, se tiene en cuenta a la mujer el numero de hijos, los partos que haya tenido y al hombre los meses de prestación de servicio militar y otros conceptos similares.

Conclusiones

Las relaciones económicas en el seno de la familia y en general en la sociedad están gravemente desequilibradas en perjuicio directo de las mujeres pero en perjuicio real para todos. 

El enfrentamiento ideológico viene impidiendo avanzar de manera radical en la solución de estos problemas porque solo consiguen pasar el filtro soluciones necesarias pero insuficientes que en la práctica siguen dejando a la mayoría de las mujeres en situaciones precarias o sujetas a un exceso de estrés. Y en la justa reclamación de sus derechos, se exacerba la confrontación con perjuicios a veces directos también para algunos hombres que ven como pierden la presunción de inocencia, el derecho a la custodia de sus hijos…

Creo firmemente que la contabilidad del tiempo utilizada con formulas como las que propongo u otras análogas puede ayudar a desbloquear en gran medida el debate y a dar herramientas para:

– Dar viabilidad a los proyectos familiares de manera equilibrada para todos los modelos de familia.

– Utilizar todo el enorme potencial de voluntariado para canalizarlo hacia una cobertura real de las necesidades de dependencia.

– Cubrir una laguna en el proceso de formación de los jóvenes insertando en su curriculum un periodo de voluntariado que les sirva también como experiencia humana y profesional.

No tengo mucha esperanza en que los partidos políticos sirvan para canalizar estas (o ninguna otra) propuestas. Pero si pueden reaccionar a demandas sociales y por eso me parece que la mejor manera de que las ideas progresen hoy dia es publicarlas y favorecer su distribución.

Te pido a ti lector que me ayudes a divulgar en tus redes sociales y en tu entorno asociativo y de amistades estas ideas. Tal vez consigamos que se empiece a resolver de manera colaborativa este gravísimo problema que hoy parece servir principalmente de terreno de confrontación ideológico.

SOBRE LA INFORMATICA, LA EDUCACIÓN Y LA TOMA DE DECISIONES.

La historia de la evolución de la tecnología en las últimas décadas nos ha mostrado un movimiento de tipo pendular. Ha  habido momentos donde la capacidad de almacenamiento de datos localmente era fundamental porque la velocidad de transmisión de esos datos era escasa y de la misma manera, en otros momentos, al aumentar la velocidad de transmisión de los datos dejo de tener valor su almacenamiento local y han predominado los sistemas a distancia.

La verdad es que no se sabe cuál será el el fin de esta historia pendular. Hoy tendemos a creer que el conocimiento almacenado en la nube es un dato definitivo de nuestro sistema de tecnología pero quien sabe. Tal vez llegue el momento en que de nuevo el almacenamiento local sea importante.

¿Porque hablo de esto? Pues porque lo mismo ha ocurrido (si bien de una manera mas lenta) en la medida en que valoramos el conocimiento de las personas. Anteriormente se valoraba la erudición, el conocimiento de datos. Esa erudición era imprescindible para ser sabio; para poder deducir novedades de conocimiento basadas en los datos anteriores y ello porque sólo una persona con mucho conocimiento podría relacionar con rapidez datos aparentemente dispersos. Por eso la eterna lucha entre el conocimiento amplio.

Esto ha afectado de manera clarísima le evolución de los sistemas educativos y el debate entre los antiguos profesores y los nuevos es: ¿para que aprender cosas de memoria si lo más importante hoy es la búsqueda de información?. Lo que hoy se valora es la capacidad de encontrar la información adecuada de seleccionarla,  de procesarla y de producir nuevos datos con esa información .

En realidad todo lo que he dicho anteriormente está destinado a explicar el el objeto fundamental de esta reflexión que quiero compartir hoy.

Lo que yo pienso es que nos encontramos hoy (y seguramente ha ocurrido así también en en otras situaciones históricas) en en el debate entre qué es más útil para vivir: si tener los conocimientos de la experiencia o bien tener la capacidad de intuición y de búsqueda de nueva información de los jóvenes que, sin experiencia, pueden llegar tal vez más rápidamente a conclusiones acertadas.

Pues bien reflexionando esta mañana mientras tomaba el café he llegado a mi propia conclusión. Yo creo que la experiencia permite a una persona mayor llegar con mucha mayor rapidez a la mayor parte de las decisiones de la vida cotidiana basado en su propia experiencia sobre cómo se van a comportar las cosas y eso da una ventaja de rapidez y de probabilidad de acierto. Sin embargo en múltiples ocasiones ese proceso de decisión fracasa porque de una manera más rápida un joven llega a un resultado acertado basado en su capacidad de búsqueda de esa misma información en un entorno digital mucho más amplio lo que le permite simular la experiencia.  O sea, yo creo que ambos sistemas son compatibles es decir la experiencia ayudará en un porcentaje alto de las ocasiones a acertar rápidamente y evitar errores pero sin embargo cuando cometa errores serán errores de bulto por ignorar factores nuevos que han aparecido donde la experiencia es de poca utilidad.

Sin embargo muchas veces un joven buscará información para poder llegar a una decisión acertada y no lo logrará porque le falta el saber el camino recorrido que le daría un porcentaje alto de posibilidades de aceetar si utilizara la experiencia que es de alguna manera información que ya sido buscaba y encontrada repetidas veces y por eso es está más accesible y está menos expuesta al al error.

Así pues no sé cuál es el destino inmediato  de la educación y de los procesos de decisión pero yo apuesto que al menos hoy y durante un cierto tiempo la combinación de experiencia y intuición juvenil será la respuesta más adecuada a la mayor parte de los problemas y creo que es tan erróneo que los jóvenes prescindan directamente de la experiencia como el que los viejos ignoren que los jóvenes tienen acceso privilegiado a un montón de información que a ellos se les escapó. Sobretodo información sobre lo nuevo, sobre lo que cambia.

¿Seremos jóvenes y viejos reemplazados por la inteligencia artificial?

IDEAS ANTICUADAS

El patriotismo es decimononico pero el separatismo es prehistórico. Ambos se sustentan sobre un sentimiento legítimo: la nostalgia por las pertenencias culturales que, indefectiblemente el tiempo diluye. 

Desgraciadamente también se apoyan sobre dos sentimientos menos legítimos: el miedo a lo distinto y el miedo al cambio. 

Yo canto apasionado “El meu país” de Lluis Llach pero desprecio el separatismo, me emociona el himno español y la bandera y los Reyes cuando sirven para festejar y alegrarse de lo compartido pero la verdad es que mi sentimiento es muy parecido cuando observo lo mismo en Mexico, en USA o en el Líbano o en Andalucía. 

Me gustan los toros y el puro flamenco pero entiendo que la historia irá marginando poco a poco la tauromaquia y que aportaciones como la de Rosalia al flamenco son la mayor esperanza para su supervivencia y su globalización. 

Felizmente vamos hacia un mundo nuevo en el que las redes sociales han conectado a la gente sin la mediacion de los políticos y ya los jóvenes se identifican más con otras personas por su liderazgo en la música, el veganismo, el hip hop, los memes, o los sneakers (zapatillas deportivas para entendernos) y los niños conocen a todos los youtubers pero ni idea de quienes son Iñaki Gabilondo o Fernando Onega. 

Tengo 67 años y estoy ahora aprendiendo música y enamorándome de Mexico como me enamoré de joven del mundo arabe y de adulto de la tecnología. 

Adoro por encima de todas las cosas a mi mujer, mis hijos, mis nietas y por extensión a toda mi gran familia tradicional de más de 300 personas en un gigantesco árbol genealógico que he construido pero a la vez algunas de mis mejores amigas son una pareja de lesbianas, veganas, euskaldunas, feministas radicales y luminosas enamoradas de la vida. Otras amistades igual de intensas las conozco solo por Facebook y con ellas comparto esta manera de ver la vida. 

Mis deseos para todos son que cada quien defienda y proteja positivamente las ideas que quiera incluso las más anticuadas pero al hacerlo no ofendamos ni juzguemos a los que no piensan igual. Ellos tienen también muy poderosas razones. Y que podamos hacer todo esto en un entorno de libertad. Por todo esto soy liberal. 

Hagamos viables las pensiones (Recapitulación antes de continuar)

Desde hace unos días vengo publicando una serie de entradas en este blog con el título «Hagamos viables las pensiones». Buena parte del primer artículo lo dediqué a justificar por qué mi opinion es relevante en este debate a pesar de mi escasa preparación teórica.

Los comentarios que me han llegado me obligan a detenerme un momento y recapitular antes de seguir proponiendo ideas que pueden ser consideradas «ocurrencias» o fórmulas mágicas por los expertos oficiales.

En la vida siempre habrá una contradicción entre la utilidad de las visiones generales y la necesidad de descender al detalle. El experto siempre nos advertirá de que «el diablo se esconde en los detalles» mientras que el visionario achacará al experto que «los árboles no le dejan ver el bosque».

En mi opinión (en mi calidad de visionario más que de experto) ni el visionario ni el experto pueden recorrer solos el camino sin el otro. De la dialéctica entre ambas perspectivas es de donde surgen las verdaderas soluciones.

Pero también en mi calidad de visionario no experto pero sí experimentado, me parece importante ponernos de acuerdo en algo. Puedo no ser un experto en llegar a Roma o puedo creer que todos los caminos llevan a Roma pero me parece que no cabe duda que desde Madrid, cualquier camino que apunte hacia el Este tendrá más posibilidades de acercarme a Roma que los que apunten hacia los demás puntos cardinales.

Con todo lo anterior quiero expresar el siguiente principio: No me hace falta saber cuantificar el impacto probable de una determinada propuesta para determinar su utilidad. Me basta con demostrar que la idea va en la dirección adecuada para presentarla. Y me basta demostrar que las soluciones propuestas hasta ahora no resuelven el problema sino que solamente lo postergan para justificar por qué sería necesario considerar soluciones distintas e incluso revolucionariamente distintas.

Lo que vengo a decir en los artículos anteriores de esta serie es:

1.- El problema de las pensiones no tiene solución mediante los mecanismos que se vienen aplicando o debatiendo desde los últimos 30 años. Yo tenía un perro que lo aprendía absolutamente todo. Se me ocurrió enseñarle a no comer y por poco lo consigue. Estaba a punto de conseguirlo pero se me murió. Esto es lo que acabará pasando con las pensiones si se sigue haciendo lo mismo.

2.- La solución tiene que venir mediante:

a) abrir un hueco lo mayor posible en el flujo de caja actual para empezar a financiar la solución a largo plazo sin dañar el presente.

b) Tomar medidas a largo plazo que cambien la naturaleza del sistema hacia un sistema no distributivo sino de capitalización

3.- Las ideas concretas expuestas hasta ahora son

a) Convertir las nuevas pensiones en seguros de ingreso mínimo

b) Aprovechar el potencial de la renta variable a largo plazo

c) Convertir las pensiones no contributivas en prestaciones en especie.

También podrían tener su aspecto positivo para las pensiones las ideas expuestas en el artículo «Soluciones liberales tras un diagnóstico feminista»

Seguiré en próximos capitulos de esta serie proponiendo ideas y animo a mis lectores a participar en el debate con comentarios o ideas propias. De momento agradezco los comentarios que me han hecho llegar por diversos medios.

Hagamos viables las pensiones. Introducción

Introducción

Este blog quiere ser una fuente de referencia para las personas que quieren resolver su presente y su futuro (pensión) con independencia de lo que hagan las empresas y el estado. Es el fin que persigue nuestro libro «Tu dinero hoy y mañana»

Sin embargo, no tendría sentido dejar pasar la oportunidad de contribuir desde aqui al debate nacional que esta teniendo lugar en estos momentos sobre el futuro de las pensiones.

Quiero aportar ideas que podrían ayudar a resolver el gravísimo problema social y económico que plantea el sistema actual de pensiones. No porque espere que los políticos me vayan a hacer caso sino para que mis lectores no se dejen engañar por las falacias que les cuentan y sepan que hay soluciones distintas de las propuestas, soluciones que los políticos no quieren considerar lo que demuestra que los ciudadanos tenemos que tomar el control de nuestra propia economía y dejar de esperar que el estado se ocupe de ello.

Vaya por delante que no soy un experto. Es decir, no lo soy en el sentido que pueden serlo economistas como Juan Ramón Rallo o en el sentido en que reclaman serlo los políticos, los sindicalistas y los periodistas cuya voz pública se hace oír en los medios.

Para quien quiera reclamarme un pedigrí aclararé que no solo no soy economista, sino que soy licenciado en filología semítica (sin necesidad de explicarlo se puede entender que tiene poco que ver con la economía)

Sin embargo, el destino me puso en una carrera profesional de banca que he recorrido con un cierto éxito sin que mi falta de cualificación académica haya sido un obstáculo. El tope de mi carrera fue formar parte del Country Coordinating Committee de Citigroup en España en mi calidad de Presidente de Citisoluciones.

Así pues, a parte de las oportunidades de formación que me ha facilitado mi propia carrera profesional incluyendo una lectura intensa y detallada del manual de Samuelson al principio de mi carrera, no tengo conocimientos que provengan de material publicado ni de enseñanzas formales.

Todo mi conocimiento proviene de mi experiencia profesional en el terreno. Una experiencia más amplia de lo habitual porque además de haber recorrido toda la escala jerárquica, he ocupado puestos donde he podido observar de cerca las practicas bancarias de los particulares y las estrategias comerciales de las entidades financieras en casi todas las geografías del mundo.

¿Cuál es el resultado de todo esto? Pues una visión muy particular que me permite explicar en lenguaje llano comprensible por todos cualquier concepto financiero o económico que pueda interesar a los usuarios particulares. Esta capacidad ha sido esencial a la hora de escribir nuestro libro «Tu dinero hoy y mañana» así como para formar a miles de agentes de Citisoluciones y de mi empresa actual Itsmymoney.

Al grano

Aunque a mí me hubiera gustado terminar este artículo aqui y dejar para los artículos siguientes el desarrollo de los temas concretos pero siguiendo el consejo de mi asesor de comunicación, entraré ahora un poco en materia de modo que merézca la pena haber leído este artículo.

1ª Idea

Convertir las pensiones en seguros de ingreso mínimo con importes potencialmente más altos que las pensiones actuales.

El sistema actual obliga al estado a abonar determinadas pensiones a todos los ciudadanos que hayan cotizado independientemente de si las necesitan o no. El derecho se ha generado y por tanto el pago se realiza si o si. Este sistema, aunque justo desde una perspectiva liberal, es injusto desde una perspectiva más socialdemócrata porque deja con coberturas insuficientes a muchas personas que las necesitan mientras que cubre innecesariamente a personas que tienen o podrían tener ingresos que hicieran innecesarias sus pensiones.

Lo que yo estudiaría es comprobar si no sería mucho más interesante, que las contribuciones a la seguridad social para pensiones fueran como primas de un seguro que te garantízan a la jubilación un determinado importe de rentas tanto mayor cuanto más tarde sea la edad en que te jubiles y cuanto más hayas aportado al sistema. El estado daría al beneficiario de la pensión un certificado en este sentido. Las entidades financieras podrían ofrecer productos para «descontar» estos certificados abonando mensualmente al beneficiario la diferencia entre sus rentas reales y la garantizada por la Seguridad Social, cantidad que recuperarían de la correspondiente liquidación producida cada año tras la declaración del IRPF.

Para incentivar el uso de este sistema, se ofrecería a los particulares una exención total de impuestos en las rentas generadas en tanto en cuanto estas rentas serían ahorros directos al sistema de Seguridad Social y por tanto no estarían sujetas a impuestos.

Estoy seguro de que haciendo los números, muchos ciudadanos preferirían seguir generando ingresos durante más tiempo sin miedo a perder la red de seguridad que representa un sistema público de pensiones. Más economía, más PIB, más dinamismo individual en una vida cada vez más larga, mayor justicia, menor marginación… No sería fácil cuantificar a priori el impacto económico de esta medida pero no hay duda ninguna de que su efecto sería positivo en cualquier caso.

Dinero, Lengua, Respeto y ……..Ley

Harto de estar harto ya me cansé. Ni luchar ni ceder resolverá el problema de Cataluña. Se impone aceptar que ninguna solución maximalista funcionará pero tampoco una simple cesión en los principios saciará al contrario.

Para que una solución a largo plazo se abra camino es imprescindible visibilizar esa posible solución para que cada día más personas se desabonen de las respectivas estrategias de confrontación que, por más legítimas que sean, no acaban de resolver nada.

Convivir un par de días con mis tres nietas me ha recordado una evidencia. Los conflictos con aquellos a los que queremos y que nos quieren son una llamada angustiosa de atención más que un conflicto real en los mismos términos en los que se expresan. Es decir, no creo que mi nieta me odie aunque me lo grite.

En el título de este artículo he expresado los temas que deben formar parte en mi opinión de una futura solución del problema catalán. Y creo tener ideas sobre como deberían enfocarse las soluciones para que sean aceptables e incluso ilusionantes para la mayoría de ambos bandos (indepentistas y constitucionalistas). Trataré de exponer simplificadamente las posiciones de ambas partes y el principio de solución.

DINERO

Posición Indepentista: Cataluña cede solidaridad impuesta a regiones que no lo aprovechan

Posición Constitucionalista: La solidaridad es de los individuos no de las regiones. Los territorios no tienen derechos.

Critica: Las inversiones son territoriales y su priorización está sujeta a decisión política centralizada o a desperdicio irresponsable por los territorios destinatarios. La solidaridad debería estar solo destinada a dejar de ser necesaria. Dar la caña no los peces.

Solución: Que las comunidades donantes sean las administradoras de la solidaridad en proyectos propuestos por las comunidades receptoras. El estado central recuperaría cualquier importe no gastado.

LENGUA

Posición independentista: El abrumador dominio del castellano debe ser compensado por un apoyo explicito al aprendizaje (lengua vehicular) y al uso (rotulación y medios) del catalán.

Posición constitucionalista: No es admisible que se imponga obligatoriamente el catalán en la educación y en el uso.

Crítica: Los políticos sólo están interesados en pelearse por la oferta en lugar de hacerlo sobre la demanda. Tanto la comunidad autónoma como el estado deberían tener total libertad para ofertar enseñanza en cualquier lengua vehicular.

Solución: El estado (¿Senado?) definiría un currículum requerido para cada titulación nacional y cada administración exigiría en su ámbito de competencia las titulaciones regionales o nacionales convenientes. La libertad de los padres quedaría preservada y las prioridades de cada administración respetadas.

RESPETO

Posición independentista: Somos una nación y exigimos proyectarnos ante el mundo singularmente para lo que exigimos poder de decisión sobre todos los asuntos porque somos nosotros los que vivimos aquí, y los que tenemos esta lengua y estas costumbres.

Posición constitucionalista: Tanto el territorio como la lengua y las costumbres son propiedad de todos los ciudadanos de España y no se puede permitir trocear esa capacidad de decidir quitándosela al resto de los españoles. Tortosa es tan propiedad de un señor de Girona como de una señora de Salamanca.

Crítica: La imagen de España está excesivamente teñida por la lengua castellana y las costumbres andaluzas en detrimento de los símbolos y costumbres de otras «nacionalidades». Los ciudadanos de esas nacionalidades no se sienten identificados con esa imagen proyectada. Por otra parte los ciudadanos de las comunidades castellanohablantes no han sido educados verdaderamente en la diversidad e insisten en acentuar aquellos símbolos y costumbres que menos integran potenciando así el sentimiento de falta de respeto.

Solución: Más que españolizar Cataluña lo que hay que hacer sin dilación es catalanizar en cierta medida el resto de España aceptando que Cataluña es una parte importantísima de España y tenemos que hacer caso a su desesperada llamada de atención. Además hay que robarle a los símbolos su poder excluyente y darles un carácter incluyente. Hagamos que cualquier bandera de una autonomía pueda ser usada como sustitutivo de la bandera nacional, que cada himno nos represente a todos y que la monarquía asuma todo eso naturalmente.

LEY

El respeto a la ley debe ser algo no negociable. Hay que dejar que los tramites judiciales sigan su curso y que todos aprendamos a respetar el marco constitucional. Para ello trabajaremos en la dirección de incorporar todo lo anterior o lo que se acuerde en su lugar en un reconocimiento expreso a nivel constitucional.

Los políticos independentistas han cometido el error de buscar un atajo ilegal para luchar por aspiraciones a las que en buena parte pueden tener derecho. En vez de haber intentado concitar un consenso de las demás fuerzas nacionalistas y de izquierdas han pretendido violentar la ley y han perdido toda la razón.

Por su parte entre los constitucionalistas se confía demasiado en la fuerza de la ley y se evita realizar un esfuerzo serio de comprensión de los anhelos que llevan a la mitad de la población de Cataluña a aparentar que desean un camino separado.

Tal vez, una vez se haya ganado la batalla de los sentimientos, se pueda pensar en una generosa amnistía para los que hayan cometido delitos en el proceso. Si hemos llegado a amnistiar delitos fiscales y hemos encontrado soluciones individuales para terroristas, sabremos también encontrar soluciones para quienes solo pecaron de exaltación y cerrazón mental e incurrieron con ello en la peligrosa vía del delito. Hacerlo desde la política también es legal.

 

Articulo publicado en: http://www.economiahoy.mx/economiahoy/opinion/noticias/8726421/11/17/Dinero-Lengua-Respeto-y-Ley.html

Controlar nuestro destino mediante la educación financiera

Hace unos años tuve la suerte de ser invitado por internet a registrarme en un curso online de MIT sobre «Retos de la pobreza global». Aprendí muchísimo. Lo más importante fue hacerme consciente de la enorme cantidad de decisiones que un pobre tiene que tomar cada día en las que se juega la vida y que son decisiones que a nosotros nos vienen hechas por vivir en un entorno desarrollado. Cada vez que beben agua, que comen algo, que eligen un camino, que se acercan a una charca, que manejan una herramienta, que tratan con animales (domésticos o no), que sufren algún síntoma, que eligen un tratamiento o ninguno en absoluto….. Es tanta la posibilidad de equivocarse que salir de la pobreza es una tarea ingente y desalentadora.

Muchos de nosotros caemos en la soberbia (y la ignorancia) de sentirnos superiores porque llevamos una vida más ordenada y productiva sin reconocer cuantas de esas decisiones las toman otros por nosotros sin nuestra participación y por supuesto sin mérito nuestro en absoluto.

Pues bien, pidiendo de antemano disculpas a los pobres por la analogía que voy a hacer ahora, algo similar pasa en nuestro mundo desarrollado con las decisiones financieras de las personas y las familias.

La falta de una adecuada educación e información financiera deja al ciudadano inerme ante un sistema financiero orientado a privarle de las oportunidades que tiene para beneficio de especuladores y planificadores sociales.

He mencionado los dos enemigos que tiene el ciudadano en este terreno: los especuladores y los planificadores sociales.

Llamo especuladores no solo, ni principalmente a quienes operan a corto en todo tipo de mercados. Estos especuladores en realidad son benéficos la mayor parte de las veces puesto que tienen a forzar una «sinceración de la economía». Me refiero principalmente a aquellos que desde las instituciones financieras, las empresas, la política y la prensa, se ocupan consciente o inconscientemente de provocar alteraciones en los precios de las cosas bien exacerbando artificialmente la demanda o restringiendo también artificialmente la oferta.

Y llamo planificadores sociales a aquellos, que principalmente desde la izquierda pero en realidad desde todas las opciones políticas se empeñan en subvencionar determinadas actividades o en orientar y exacerbar el gasto público con el aparentemente loable objetivo de repartir mejor la riqueza.

Unos y otros impiden que los flujos de dinero discurran naturalmente en la dirección predecible en la que los ciudadanos podrían orientar sus economías, sus inversiones y sus gastos de la manera más conveniente. Y es en este entorno donde las posibilidades de equivocarse son tan grandes que el ciudadano tiende a abandonar toda esperanza y se deja mecer en la dulce adormidera de la irresponsabilidad.

Verdaderamente no hay derecho. Saber que cualquier persona con ingresos más o menos estables, por pequeños que sean, podría, con la educación adecuada, acumular a lo largo de su vida laboral un importante patrimonio que le protegería de la pobreza relativa que el espera tras la jubilación. Saber esto como digo y a la vez observar como prácticamente todo el mundo avanza inexorablemente hacia un futuro de dependencia, de escasez y de tristeza, es frustrante y decepcionante.

Desde este blog, tratamos de compartir la información necesaria para que los lectores puedan tomar control de su propio futuro. El próximo 11 de mayo tendremos en las librerías nuestro libro «Tu dinero hoy y mañana» que resume lo más importante que hay que saber al respecto

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Si me sigues en este blog y estás de acuerdo con lo anterior, ayudarme a difundir estos conocimientos. Comparte, comenta, publica. Ayudemos a crear una cultura que nos haga ciudadanos en vez de súbditos.

Una fácil manera de financiar el emprendimiento mediante el IVA y aprovechando la economía sumergida

Cualquier persona que quiere iniciar una actividad por cuenta propia (empresarial, comercial, de servicios…) se encuentra con una serie de barreras complicadísimas que le hacen desistir o bien ampararse en la economía sumergida con lo que eso lleva de baja autoestima, relajación moral, desinterés por lo público….

Las dos barreras más importantes son el alta de autónomos y la necesidad de declarar IVA. Y por buenas razones. Cuando uno empieza una actividad, es poco probable que inicie con una facturación alta desde el primer mes. Pasarán muchos meses o incluso años hasta que esa persona alcance un nivel de facturación que le permita pagar esos importes, y pagar además al contable que se lo tiene que hacer. Por no hablar del riesgo de inspecciones y multas que intimidan a la mayoría.

Yo propongo una idea alternativa que invierta la situación actual.

Paso 1: Quien quiera iniciar una actividad empresarial , se da de alta en una web pública que le otorgue inmediatamente un CIF y lo registre en la base de datos. El sistema creará automáticamente una cuenta corriente de crédito para esa persona.

Paso 2.- Esa persona empieza a facturar con IVA a sus clientes y declara ese IVA pero, en vez de ingresarlo, el importe de IVA a pagar de cada trimestre se carga en la cuenta de crédito de ese CIF.

Paso 3.- Cuando la suma de las facturaciones de un mes de un CIF alcance los 1000€ se activará automáticamente el alta de autónomo de la persona en cuestión y se cargará el importe en esa cuenta de crédito. Esto se hará solo los meses en los que la facturación supere los 1000€ en tanto no se cumpla la condición del paso siguiente.

Paso 4.- Cuando la suma de las facturaciones mensuales de 12 meses consecutivos exceda de 25.000€ se avisará al autónomo que la cuenta de crédito queda cerrada, que a partir de ahora deberá ingresar el IVA cada trimestre y una cuota resultante de dividir el saldo del crédito en 20 trimestres (5 años)

De este modo, cada autónomo obtendrá una financiación gratuita para el inicio de su actividad sin que el estado tenga que poner dinero y sin riesgo para el autónomo en caso de que le vaya mal. El esquema entero lo financia lo que hoy es economía sumergida o sea que no le cuesta a nadie más que al cliente.

Si con un esquema así sigue habiendo autónomos que no cobren IVA, habrá que concluir que además de insolidarios, son tontos.

Ahi va la propuesta. A ver si algún partido político quiere aprovecharla.